viernes, 27 de agosto de 2021

Historia y patrimonio en migajas (V)

 

¡Aquí antes había un cine! Paseos por el recuerdo.

Algunos escenarios de cine en Archidona (1942-1997)

                                                                                             

Juan Luis Espejo Lara

 

Actualmente, como ocurre en muchos pueblos y ciudades, Archidona carece de sala de cine que proyecte públicamente, y de manera estable, películas cinematográficas. Aunque parezca mentira, hubo un tiempo en el que para poder ver una película no había que trasladarse a un centro comercial; cualquier localidad disponía de una sala de cine para disfrute de sus vecinos.

Los cines, tras los primeros envites tecnológicos de la televisión y su compañero el vídeo, han ido sufriendo el acoso de la piratería y de internet y, en tiempos recientes, se han sumado a su desmantelamiento la reconversión digital, los nuevos hábitos de consumo de contenidos audiovisuales y la proliferación de las plataformas en línea. Los últimos cuarenta años, han sido testigos de esa aniquilación, especialmente la década de los 80 a los 90, el decenio en el que se han producido más apagones de proyectores y pantallas; de tal modo, que el cierre de numerosas salas de cine, reconvertidas en otros usos, es, hoy día, un hecho consumado. Sólo queda constancia de su existencia, como una invitación al recuerdo, en la memoria de quiénes las disfrutaron: ¡Aquí antes había un cine!

Archidona no fue ajena a este proceso generalizado de clausura de salas cinematográficas.  En el año 1997 cerró sus taquillas el último cine del pueblo, el Cine ASYRE. Veinticinco años después sólo queda el recuerdo y la oportunidad de traer a la memoria, según el tiempo de existencia de cada uno, la presencia de aquellos desaparecidos escenarios y personajes de cine, adheridos a la evocación de una infancia y juventud de película, a semejanza de Cinema Paradiso.

Si paseamos por las calles de Archidona, tal vez los más jóvenes desconozcan  que el mencionado Cine ASYRE se encontraba situado en el inmueble que hoy ocupa el aparcamiento del supermercado MASKOM, en calle Nueva, 16. La moderna y confortable sala fue puesta en marcha por la sociedad integrada por Carlos Astorga e Ignacio Rebollo, inaugurándose el día 12 de octubre de 1974. Tenía capacidad para 500 espectadores (340, en el patio de butacas y 160, en el anfiteatro). Al frente del proyector estuvieron, inicialmente como instructor, Rafael Molina hijo y, en adelante, su operador Rafa (Fala) Aparicio. El precio de las entradas era de 25 pesetas (15 céntimos de euro), días laborables y vísperas de festivos; 40 pesetas (24 céntimos), los festivos, y 20 pesetas (12 céntimos), el pase infantil. Tras unos años exitosos, coincidentes con la Transición política y la supresión oficial de la censura franquista, el auge del denominado cine de “destape” y memorables estrenos (La guerra de las galaxias), en el año 1997 el Cine ASYRE apagó su proyector de manera definitiva.

Continuando el periplo, seguramente los paisanos de cierta edad se acordarán, o nos acordaremos, de los cines Archidona Cinema (el cine de verano y el de invierno) de la empresa Manuel Ortiz Sánchez-Lafuente, situados, el primero, en calle Pilarejo, 33 (Edificio Vanessa) y, el segundo, en calle Carrera 51, actuales 53 y 53 bis. ¿Quién no recuerda a sus singulares personajes: los Moya, Bravo, Carito, la taquillera María Arroyo?

El origen del Archidona Cinema data del año 1942. A primeros de junio de ese año, Carlos Sánchez-Lafuente Guerrero, arrendatario de un solar en la calle Pilarejo, entonces Capitán Astorga,  solicita permiso municipal para instalar en el mismo un cine de verano con el nombre de Agrupación Cinema, parte de cuyos beneficios irían destinados a la Agrupación de Cofradías. El local estaba cercado por una tapia de mampostería y se entraba a él por calle Pilarejo, a través de un portón de madera. Tenía una pantalla, de cañas y yeso, situada en el fondo lindero con calle Salazar. Ocupaba una superficie de 420 m2 y contaba con un aforo de 120 localidades de Preferencia, con sillas de madera y anea, y 60 de General, con asientos de bancos de madera empotrados en el suelo.

Para la temporada siguiente, mayo de 1943, la empresa cambia de titularidad, pasando  a Manuel Ortíz Sánchez-Lafuente, y de nombre, denominándose Archidona Cinema. Bajo esta nueva entidad se modificó, con el paso del tiempo, la disposición de los espacios: la pantalla  se sitúa en la fachada de calle Pilarejo; aseos, ambigú y cabina de proyección se ubican en el fondo adyacente a calle Salazar; se abre una puerta de salida hacia la calle Ánimas, antiguamente calle Sucia; la zona de General se coloca próxima a la pantalla y se separa de Preferencia por un murete ajardinado con fragantes y multicolores dompedros; se incrementa el número de localidades de Preferencia con 500 butacas metálicas y asientos de madera chapada y el de General con varias filas de bancos de madera con capacidad para 200 personas.


Vista panorámica del cine de verano Archidona Cinema.
Foto Arjona. Recuperada de “Fotos para el recuerdo”. Archinoticias 17/04/2006.


Aromas de flores en la noche de verano, risas y lágrimas, griterío disconforme por el corte censor de sugerentes escenas, salamanquesas que transitan por la pantalla recorriendo el rostro de los actores de moda, amigos... ¡Es el cine de verano de nuestra infancia y juventud!

Al año siguiente, la empresa abre, para la temporada de invierno, un nuevo local cinematográfico en calle Carrera, 51. Se trata de un espacio cerrado y cubierto de 154 m2, con capacidad para 130 butacas de Preferencia y 70 de General.

Los precios de las localidades eran, en los días laborables del verano de 1970, 8 pesetas (5 céntimos de euro) la entrada General y 12 pesetas (7 céntimos), la Butaca; los festivos, 10 pesetas (6 céntimos) y 18 pesetas (11 céntimos), respectivamente.

Durante los primeros meses del año 1972 se proyectan las últimas películas en el Archidona Cinema: El doctor Frankenstein (1931), El tulipán negro (1964), Palabras de amor (1968), Camino de Santa Fe (1940), Fiebre de primavera (1965), El criminal (1960), Cita con la muerte en Caracas (1966)… En junio, el cine cerraba oficialmente.

La relación de filmes traslada, de nuevo, a nuestra memoria a otros espacios cinematográficos. Uno, la fachada del Bar Casa Víctor y la de enfrente, hacia calle Empedrada, esquinas en donde se colocaban los carteles anunciadores de las próximas películas y los días de exhibición. El otro, el vestíbulo de la Iglesia de santa Ana, lugar en el que la autoridad eclesiástica ponía en un pequeño tablón de anuncios una ficha con la calificación moral de la película anunciada para su proyección. Con carácter informativo, y también normativo, una nomenclatura establecía la edad recomendada para poder visionar el filme y evitar los “peligros del cinematógrafo corruptor”: apta para todos los públicos; apta para jóvenes; apta para mayores (más 21 años); mayores, con reparos; peligrosa o gravemente peligrosa.

Acercándonos al Paseo de la Victoria, según mencionan nuestros vecinos más longevos, en el número 23 existió un cine, el Cine Variedades, propiedad de Juan Montenegro Casado, conocido popularmente como el “Cine de Montenegro”. Este empresario algaideño, solicitó, en mayo de 1942, permiso al Ayuntamiento para “establecer un cinematógrafo de verano en el patio de la casa de su propiedad sita en la Plaza de la Victoria”. Tenía una superficie de 115 m2 y capacidad para 132 sillas de anea, en la zona de Preferencia, y 85 asientos en bancos de madera, para la denominada grada de General. Al fondo del patio se situaba la pantalla, de 3 metros de ancho y 3´50 de alto,  construida con “vigas y yeso revestido”, y el altavoz. Se utilizaban las dos entradas al inmueble para acceder, de manera independiente, a Preferencia y a General. Las dos plantas superiores de la casa estaban destinadas para vivienda.

Planta del cine de verano de Montenegro. Archivo Histórico Municipal de Archidona, Legajo 392.


Desconocemos durante cuántos años permaneció abierto este cinematógrafo y si durante el invierno continuó proyectando películas. Pero una cosa es cierta: hubo un tiempo en este pueblo en el que, al parecer, coexistieron dos cines.

Evidentemente, quedan espacios de cine por recorrer, como los primeros cinematógrafos de los años 20 y 30, pendientes de un trabajo más amplio sobre los orígenes del cine en Archidona; y otros, sobre los que profundizaremos más adelante con la colaboración de todas aquellas personas que puedan aportar datos sobre el tema, algunas, como Rafael Molina, historia viva del cine en Archidona.

 

REFERENCIAS DOCUMENTALES:

Archivo Histórico Provincial de Málaga, Fondo Gobierno Civil, Legajo 12.150.

Archivo Histórico Provincial de Málaga, Fondo Gobierno Civil, Legajo 12.203.

Archivo Histórico Provincial de Málaga, Fondo Turismo, Legajo 772.

Archivo Histórico Municipal de Archidona, Legajos 180, 183 y 392.