martes, 22 de junio de 2021

La restauración de la Torre de las Mínimas: Sor Lourdes Sánchez-Lafuente Cano O.M. (III)

Después de largos años preocupadas  por el deterioro que la torre iba sufriendo y pensando en que pudiese tener algún desprendimiento y ocurrir algo a alguna persona, (¡esto no lo podíamos ni pensar!) nos hacía sufrir y orábamos confiadas a la Divina Providencia y a nuestra querida Sierva de Dios Madre Mª del Socorro Astorga Liceras, ya que fue su padre el que la construyó en 1790, seguras de que llegaría el momento de poderla reparar. No sabíamos cuándo ni cómo, pues no teníamos medios para acometer nosotras las obras y tampoco por parte de las administraciones se nos ponía fácil, ¡toda la responsabilidad recaía sobre nosotras!

Desde año 2009 en que  nuestro maestro albañil el Sr. D. Luis Toledo nos manifestara su preocupación por el estado de la torre, en varias ocasiones le trasladamos nuestra inquietud al Ayuntamiento y le solicitamos informe técnico; nos consta que lo hicieron y enviaron a Cultura, solicitando la intervención y rehabilitación de la Torre. Vinieron de Cultura para verla, pero no tuvimos ninguna respuesta. En febrero de 2020 el Ayuntamiento nos notificó que había caído algún cascote, y se nos requería hacer un proyecto o memoria para llevar a cabo la intervención señalada por la Sra. Maestra de obras del Ayuntamiento Dña. Mª Dolores Aguilera Romero según la inspección que había realizado de la torre. Nos pusimos en contacto con Arquitectos viendo la manera de poderlo hacer. Cuando el día 12 de octubre sobre las 16:15 horas estando la Comunidad rezando en el Coro de la Iglesia, oímos un ruido muy grande, pensamos que era en la calle sin tener nada que ver con nosotras.

Al cabo de unos instantes sonó la campana del torno, nos decían que si sabíamos que la torre se había caído, (así se nos dio la noticia). Fue un sufrimiento grandísimo, salimos dos hermanas para ver lo ocurrido, y dimos gracias a Dios porque a pesar de los desprendimientos tan grandes que había sufrido la cornisa de la torre, no había ocurrido ningún daño personal, a pesar de  que es una calle muy transitada, en ese momento gracias a Dios, no pasaba ningún viandante por la zona. Cuando salimos estaban la Policía Municipal con la calle cortada, los bomberos y algún concejal del Ayuntamiento, enseguida vino el Párroco D. Francisco Javier Velasco, la Alcaldesa Dña. Mercedes Montero, y la Arquitecta del Ayuntamiento Dña. Inmaculada Montero, mostrando todos preocupación e interés.

Aunque nos sentíamos muy impotentes para acometer dicha obra, todo esto lo vivimos con espíritu de fe, pues el Señor siempre ha velado y vela por nosotras, a Él, al Amo de la casa, le confiamos lo que nos preocupa y nunca nos hemos sentido defraudadas, siempre hemos sentido su ayuda y protección y a nuestra Sierva de Dios Madre Mª del Socorro, para que intercediese y pronto se pudiese reparar la obra que su padre Francisco de Astorga había construido, poniendo los medios y las personas para realizar dicha empresa.

Así, en medio de preocupación y angustia, sintiéndonos solas sin saber a dónde acudir, llamamos al Vicario General de la Diócesis Ilmo. Mons. D. Antonio Jesús Coronado Morón, contándole lo que nos pasaba; él nos acogió con verdadero interés preocupándose por todo, se puso al habla con el ecónomo de la diócesis D. Rafael Carmona, el que a su vez encargó al Arquitecto Técnico Pablo Pastor, hiciese el proyecto técnico de la obra. Éste, enseguida lo hizo y todo fue rápido. Hemos quedado muy contentas y agradecidas. Fue la primera providencia de Dios que nos iba abriendo camino cuando para nosotras  todo estaba oscuro.

Al ver en la situación en que se encontraba la torre, muchas personas del pueblo se interesaron y pusieron su granito de arena para que se pudiese reparar cuanto antes. La Diputación y nuestro Ayuntamiento nos han prometido su ayuda y en ellos confiamos. Pero un donativo que nos conmovió de manera especial fue el de dos niños María y Carlos Rubio Sánchez-Lafuente, que al contarles el P. Javier lo que nos había pasado, le dijeron a su mamá que nos querían dar su hucha, ellos mismos la trajeron. Fue el primer donativo, el más bonito y significativo, también otros niños se lo dijeron a sus papás y vinieron con alimentos. ¡Qué gestos tan bonitos y cuánto lo agradecemos!

El día que se comenzaron a poner los andamios para la obra, estuvimos desde el amanecer poniendo en las manos del Señor la torre y rogándole que no sucediese nada a nadie, que protegiese a los albañiles de cualquier accidente e iluminase a los que tenían que dirigir la obra. Cuando vimos la torre rodeada de andamios nos parecía mentira.

Una cosa que nos ha alegrado mucho es que los albañiles hayan sido de Archidona, han trabajado con verdadera profesionalidad y lo han hecho como cosa propia, como ellos decían “es que es para embellecer nuestro pueblo y tiene que quedar muy bien”.

Desde aquí y en nombre de la Comunidad quiero agradecer muchísimo a todos los que han colaborado de una manera o de otra con su granito de arena para realizar dicha restauración.

Al Obispado, a nuestros Sacerdotes por su apoyo e iniciativas, a Dña. Mercedes Montero, nuestra Alcaldesa y a la Corporación Municipal, sin olvidar tampoco a la Maestra de obras, que con el informe que hizo ayudó muchísimo para que todo se agilizase, al Arquitecto técnico D. Pablo Pastor, a la constructora Hermanos Campano, por su buen hacer y comprensión, al pintor D. Jesús Conde que ha puesto sus dotes y tiempo para pintar la fachada y la torre, son pinturas y grabados preciosos, que se están vendiendo para recaudar fondos para la obra, a las personas que tuvieron ésta iniciativa D. José Núñez de Castro y D. Eduardo Aguilar,  a las Cofradías  que con la compra y venta de las pinturas están colaborando, a todos los comercios y personas que han colaborado en la venta de papeletas para la rifa que se hizo, a la Cooperativa de aceite La Purísima por su generoso donativo, y de una manera especial a la persona que de forma anónima ha costeado la campana y ha hecho posible que vuelvan a tocar. En fin a cuantos han pasado por el torno a dejar su donativo, y a los que lo han hecho a través de la cuenta corriente. A todos muchísimas gracias.

Estamos muy contentas y damos gracias al Señor porque una vez más nos ha protegido y ha salido a nuestro encuentro.

Deseamos que todo el pueblo de Archidona al contemplar la torre disfrute de su belleza arquitectónica y eleve una acción de gracias al Señor.

Sepan todos que detrás de estos muros hay una comunidad que día y noche reza por ustedes, que junto a cada tañido de campanas que oigan se están elevando oraciones de intercesión,  por todos los hijos de este pueblo y por toda la humanidad.

¡Gracias y mil gracias!


                                                        Sor Lourdes Sánchez-Lafuente Cano O.M

                                                     Correctora


lunes, 14 de junio de 2021

La restauración de la Torre de las Mínimas: Eduardo Aguilar Muñoz (II)

Archidona es un sentimiento forjado por muchas sensaciones, una ilusión que el recuerdo de sucesivas generaciones ha convertido en memoria colectiva, una herencia que se hace presente y que no podemos repudiar. Archidona es paisaje, son sus plazas y calles, una cuesta que te lleva al cielo, historia que imprime carácter. Archidona se viste de aroma, de luz que enciende el horizonte, de sonido que atrapa el alma. Archidona es una estampa, dulce oración, Archidona son sus campanillas y campanas. Y archidonesa es también la más señera de sus torres, de rojos ladrillos y azulejos verdes en zig zag engalanada, de vigoroso fuste y cornisa preeminente, de chapitel que en pirámide sube desde una base ochavada. Una torre con esplendor al fin recuperada, de cemento esta vez cosida, libre de andamiajes, tras varios meses afligida nuevamente altiva. Y a Dios dan gracias las monjas mínimas por obrar tan gran milagro, y nosotros se las damos a ellas por su denodado empeño en remover Roma con Santiago, por sabernos despertar de este mal sueño, por suscitar el compromiso de propios y extraños, por sembrar con plegarias nuestra inquietud, por darnos la oportunidad de rezar en tonos verde, naranja, azul; por hacer posible que un par de láminas, de grabados de puro arte, hiciesen visible de la mano de Jesús la magia que esta torre esconde. Y a veces, cuando extasiado me quedo en el mirar de cualquiera de las imágenes, me da por pensar que el deterioro de la torre tal vez fue la excusa perfecta para sonsacar el compromiso de Jesús Conde para pintarlas, impregnándolas de vivencias, de sentimiento, de amor por su pueblo; el mismo amor que en clausura profesan unas religiosas que orgullosas deben estar por haber devuelto a Archidona una torre renacida.

Con mi especial gratitud a José Núñez de Castro Murillo a quien hice cómplice de esta aventura en pro de la restauración de una torre archidonesa.


Eduardo Aguilar Muñoz.


miércoles, 9 de junio de 2021

Archivo

 DÍA INTERNACIONAL DE LOS ARCHIVOS.

ALGUNAS NOTAS SOBRE LA CREACIÓN DEL ARCHIVO MUNICIPAL DE ARCHIDONA


Un 9 de junio de 1948, bajo el patrocinio de la UNESCO, se creó el International Council on Archives (ICA) con la finalidad de promover la conservación, gestión y utilización del patrimonio documental que los archivos atesoran, destacando su importancia como salvaguarda de la memoria de la Humanidad.

 

En el año 2004, el ICA, solicitó a las Naciones Unidas señalar una fecha para celebrar el  Día Internacional de los Archivos; quedando fijado, a partir del año 2007, el día 9 de junio como fecha conmemorativa de tal evento, en recuerdo de la fundación del Consejo Internacional de Archivos.

 

Rememorar año tras año dicho aniversario, como costumbre inveterada, carece de razón; sólo el renovado compromiso con la conservación, protección, custodia y buen uso del patrimonio documental por parte de autoridades, sectores públicos y privados, archiveros y público, en general, dotará de sentido la celebración. Por ello, desde nuestra Revista queremos contribuir en esta efeméride dando a conocer algunas notas sobre la creación del Archivo Municipal de Archidona.

 

La Historia de nuestro Archivo comienza en el mismo instante en el que el poder municipal, representado por el Concejo o Ayuntamiento, ejerce las tareas administrativas que son de su competencia. Esto sucedió cuando Archidona, con la conquista cristiana, dejó de ser una fortaleza fronteriza y, paulatinamente, fue convirtiéndose en una villa poblada y necesitada de un gobierno, no sólo militar, sino también civil.

 

Los primeros fondos que constituyeron el Archivo Municipal fueron los Libros de Actas Capitulares, en los que se recogían e insertaban, junto con los acuerdos concejiles, otros documentos ajenos a tales deliberaciones (alguna provisión condal y peticiones de los vecinos al Concejo). El primer Libro de Actas conservado, correspondiente a los cabildos celebrados entre los años 1514-1531, quedó depositado en el arca del Cabildo, siguiendo las disposiciones dictadas por los Reyes Católicos sobre la creación de los archivos municipales y la custodia de sus fondos.

 


Portada del primer Libro del Cabildo de la villa de Archidona del año 1514.


Con la incorporación de nuevos documentos, debido a la progresiva complejidad que las tareas administrativas iban adquiriendo, los fondos fueron creciendo y el arca se había quedado pequeña. Por ello, en el año 1525, el Concejo acuerda, con un carpintero de la villa, la confección de un arca nueva, provista de cajones, para poner en ella todas las escrituras y libros del Cabildo.

 

En las Ordenanzas Municipales del año 1598, los miembros del Cabildo, conscientes de sus obligaciones con respecto a la buena gestión de la documentación municipal, dedican un apartado al archivo y a la organización del mismo, prestando especial atención a la custodia y control de los fondos para evitar pérdidas o sustracciones:

 

Yten, en el dicho Ayuntamiento y casas del a de aver una arca  archibo de tres llaves conforme a la ley real, en el qual esten todos los papeles, escrituras y privilegios que convengan al dicho Cabildo y al bien publico desta villa y la una llave tenga el señor corregidor y la otra un alcalde o regidor y la otra el escribano del Cabildo, y en el dicho archibo aya un libro donde esten escritos todos los papeles, escrituras y privilegios que en el uviere con quenta y claridad y si algun papel, escritura, libro o otra cosa se sacare se escriva en el libro como y para que y quien lo lleva y se haga bolver y no haziendose asi sea a cargo de los que tienen las llaves”.


 


Acta de la primera reunión del Concejo en la que se registra
la elección de oficiales para el año 1514.

Pese a estas prevenciones, en el año 1601, al derrumbarse las casas consistoriales, el arca del archivo se perdió y con ella, papeles de mucha importancia y a esta causa se llevaron muchos de los dichos papeles y no han apareçido. Aunque se amenaza de excomunión a los expoliadores, era necesario custodiar y organizar de manera más eficaz la documentación municipal. Así, en el año 1604, a instancias del escribano, el Concejo manda construir, en el hueco de la escalera por donde se sube a la sala alta del Cabildo, el primer cuarto destinado a archivo, tendrá su puerta con cerradura y llave y en él se colocarán un escritorio y una estantería para que se recojan los papeles porque de no haberlo estan los papeles a mucho riesgo y los papeles andan en muchas manos.

 

Han transcurrido siglos desde aquellos accidentados inicios, y ahora los archidoneses, que tenemos la fortuna de conservar un rico y completo patrimonio documental, tanto público como privado, legado por nuestros antepasados, estamos obligados a preservarlo y encomendarlo a generaciones futuras, conservando su integridad y evitando pérfidas disgregaciones.

 

Desde Rayya. Revista de investigación sobre la historia y el patrimonio de Archidona y la comarca Nororiental de Málaga os invitamos a conocer, a valorar y a disfrutar de nuestros Archivos y de su ingente riqueza documental.

domingo, 6 de junio de 2021

La restauración de la Torre de las Mínimas: un proyecto colectivo (I)

Este pasado mes de mayo han finalizado las obras de restauración de la torre del Convento de Jesús y María de las Monjas Mínimas de San Francisco de Paula, conocido por los archidoneses como las Mínimas. Desde la funesta tarde del 12 de diciembre, en la que se desprendió la parte superior de la cornisa del emblemático edificio, apenas han transcurrido cinco meses, y lo que se vaticinaba como una larga espera, por el lento y tortuoso discurrir de la burocracia administrativa, se ha convertido en una intervención inmediata que ha evitado mayores desperfectos.

A finales de diciembre, desde este blog, quisimos hacer una llamada de atención sobre lo acaecido, con la publicación de un excelente trabajo de Manuel Garrido.

Simultáneamente, la alcaldesa, Mercedes Montero, puso en marcha los mecanismos necesarios para agilizar trámites y subvenciones ante las administraciones provinciales y autonómicas de Cultura. Por otro lado, la Comunidad de las Monjas Mínimas ha llevado a cabo diversas actuaciones para recaudar fondos; cometido al que se unió la participación vecinal, de la mano de Eduardo Aguilar Muñoz y José Núñez de Castro Murillo y la desinteresada colaboración de Jesús Conde, junto a la anónima contribución de numerosos archidoneses.

La inversión económica, costeada por el Ayuntamiento archidonés, la Diputación malagueña, el Monasterio y la cooperación ciudadana, unida a la intervención técnica del Obispado malacitano, han demostrado que hacer causa común y sumar esfuerzos frente a cualquier tipo de vicisitud siempre será motivo de elogio; por ello, ante este modo de proceder colectivo no podemos menos que felicitarnos como archidoneses.

El blog de la Revista Rayya publicará, en entradas sucesivas, las opiniones y pareceres de aquellas personas e instituciones que se han comprometido con este proyecto de cuidado y defensa de nuestro patrimonio.


La Redacción de Rayya.