¡Aquí antes había un cine! Paseos por el recuerdo.
Algunos escenarios de cine en
Archidona (1942-1997)
Juan
Luis Espejo Lara
Actualmente, como
ocurre en muchos pueblos y ciudades, Archidona carece de sala de cine que
proyecte públicamente, y de manera estable, películas cinematográficas. Aunque
parezca mentira, hubo un tiempo en el que para poder ver una película no había
que trasladarse a un centro comercial; cualquier localidad disponía de una sala
de cine para disfrute de sus vecinos.
Los cines, tras los
primeros envites tecnológicos de la televisión y su compañero el vídeo, han ido
sufriendo el acoso de la piratería y de internet y, en tiempos recientes, se
han sumado a su desmantelamiento la reconversión digital, los nuevos hábitos de
consumo de contenidos
audiovisuales y la proliferación de las plataformas en línea. Los
últimos cuarenta años, han sido testigos de esa aniquilación, especialmente la
década de los 80 a los 90, el decenio en el que se han producido más apagones
de proyectores y pantallas; de tal modo, que el cierre de numerosas salas de
cine, reconvertidas en otros usos, es, hoy día, un hecho consumado. Sólo queda
constancia de su existencia, como una invitación al recuerdo, en la memoria de
quiénes las disfrutaron: ¡Aquí antes había un cine!
Archidona no fue ajena
a este proceso generalizado de clausura de salas cinematográficas. En el año 1997 cerró sus taquillas el último
cine del pueblo, el Cine ASYRE. Veinticinco
años después sólo queda el recuerdo y la oportunidad de traer a la memoria,
según el tiempo de existencia de cada uno, la presencia de aquellos
desaparecidos escenarios y personajes de cine, adheridos a la evocación de una
infancia y juventud de película, a semejanza de Cinema Paradiso.
Si paseamos por las
calles de Archidona, tal vez los más jóvenes desconozcan que el mencionado Cine ASYRE se encontraba situado en el inmueble que hoy ocupa el
aparcamiento del supermercado MASKOM, en calle Nueva, 16. La moderna y
confortable sala fue puesta en marcha por la sociedad integrada por Carlos
Astorga e Ignacio Rebollo, inaugurándose el día 12 de octubre de 1974. Tenía
capacidad para 500 espectadores (340, en el patio de butacas y 160, en el
anfiteatro). Al frente del proyector estuvieron, inicialmente como instructor,
Rafael Molina hijo y, en adelante, su operador Rafa (Fala) Aparicio. El precio
de las entradas era de 25 pesetas (15 céntimos de euro), días laborables y
vísperas de festivos; 40 pesetas (24 céntimos), los festivos, y 20 pesetas (12
céntimos), el pase infantil. Tras unos años exitosos, coincidentes con la
Transición política y la supresión
oficial de la censura franquista, el auge del denominado cine de “destape”
y memorables estrenos (La guerra de las galaxias),
en el año 1997 el Cine ASYRE apagó
su proyector de manera definitiva.
Continuando el periplo,
seguramente los paisanos de cierta edad se acordarán, o nos acordaremos, de los
cines Archidona Cinema (el cine de
verano y el de invierno) de la empresa Manuel Ortiz Sánchez-Lafuente, situados,
el primero, en calle Pilarejo, 33 (Edificio Vanessa) y, el segundo, en calle
Carrera 51, actuales 53 y 53 bis. ¿Quién no recuerda a sus singulares
personajes: los Moya, Bravo, Carito, la taquillera María Arroyo?
El origen del Archidona Cinema data del año 1942. A
primeros de junio de ese año, Carlos Sánchez-Lafuente Guerrero, arrendatario de
un solar en la calle Pilarejo, entonces Capitán Astorga, solicita permiso municipal para instalar en
el mismo un cine de verano con el nombre de Agrupación Cinema, parte de cuyos beneficios irían destinados a la
Agrupación de Cofradías. El local estaba cercado por una tapia de mampostería y
se entraba a él por calle Pilarejo, a través de un portón de madera. Tenía una
pantalla, de cañas y yeso, situada en el fondo lindero con calle Salazar.
Ocupaba una superficie de 420 m2 y contaba con un aforo de 120
localidades de Preferencia, con sillas de madera y anea, y 60 de General, con
asientos de bancos de madera empotrados en el suelo.
Para la temporada
siguiente, mayo de 1943, la empresa cambia de titularidad, pasando a Manuel Ortíz Sánchez-Lafuente, y de nombre,
denominándose Archidona Cinema. Bajo
esta nueva entidad se modificó, con el paso del tiempo, la disposición de los
espacios: la pantalla se sitúa en la
fachada de calle Pilarejo; aseos, ambigú y cabina de proyección se ubican en el
fondo adyacente a calle Salazar; se abre una puerta de salida hacia la calle
Ánimas, antiguamente calle Sucia; la zona de General se coloca próxima a la
pantalla y se separa de Preferencia por un murete ajardinado con fragantes y
multicolores dompedros; se incrementa el número de localidades de Preferencia
con 500 butacas metálicas y asientos de madera chapada y el de General con varias
filas de bancos de madera con capacidad para 200 personas.
Aromas de flores en la
noche de verano, risas y lágrimas, griterío disconforme por el corte censor de
sugerentes escenas, salamanquesas que transitan por la pantalla recorriendo el
rostro de los actores de moda, amigos... ¡Es el cine de verano de nuestra
infancia y juventud!
Al año siguiente, la
empresa abre, para la temporada de invierno, un nuevo local cinematográfico en
calle Carrera, 51. Se trata de un espacio cerrado y cubierto de 154 m2,
con capacidad para 130 butacas de Preferencia y 70 de General.
Los precios de las
localidades eran, en los días laborables del verano de 1970, 8 pesetas (5
céntimos de euro) la entrada General y 12 pesetas (7 céntimos), la Butaca; los
festivos, 10 pesetas (6 céntimos) y 18 pesetas (11 céntimos), respectivamente.
Durante los primeros
meses del año 1972 se proyectan las últimas películas en el Archidona Cinema: El doctor Frankenstein (1931), El
tulipán negro (1964), Palabras de amor
(1968), Camino de Santa Fe (1940), Fiebre de primavera (1965), El criminal (1960), Cita con la muerte en Caracas (1966)… En junio, el cine cerraba
oficialmente.
La relación de filmes traslada,
de nuevo, a nuestra memoria a otros espacios cinematográficos. Uno, la fachada
del Bar Casa Víctor y la de enfrente, hacia calle Empedrada, esquinas en donde
se colocaban los carteles anunciadores de las próximas películas y los días de
exhibición. El otro, el vestíbulo de la Iglesia de santa Ana, lugar en el que la
autoridad eclesiástica ponía en un pequeño tablón de anuncios una ficha con la
calificación moral de la película anunciada para su proyección. Con carácter
informativo, y también normativo, una nomenclatura establecía la edad
recomendada para poder visionar el filme y evitar los “peligros del
cinematógrafo corruptor”: apta para todos los públicos; apta para jóvenes; apta
para mayores (más 21 años); mayores, con reparos; peligrosa o gravemente
peligrosa.
Acercándonos al Paseo
de la Victoria, según mencionan nuestros vecinos más longevos, en el número 23
existió un cine, el Cine Variedades,
propiedad de Juan Montenegro Casado, conocido popularmente como el “Cine de
Montenegro”. Este empresario algaideño, solicitó, en mayo de 1942, permiso al
Ayuntamiento para “establecer un cinematógrafo de verano en el patio de la casa
de su propiedad sita en la Plaza de la Victoria”. Tenía una superficie de 115 m2
y capacidad para 132 sillas de anea, en la zona de Preferencia, y 85 asientos
en bancos de madera, para la denominada grada de General. Al fondo del patio se
situaba la pantalla, de 3 metros de ancho y 3´50 de alto, construida con “vigas y yeso revestido”, y el
altavoz. Se utilizaban las dos entradas al inmueble para acceder, de manera
independiente, a Preferencia y a General. Las dos plantas superiores de la casa
estaban destinadas para vivienda.
Planta del cine de verano de Montenegro. Archivo Histórico Municipal de Archidona, Legajo 392.
Desconocemos durante
cuántos años permaneció abierto este cinematógrafo y si durante el invierno
continuó proyectando películas. Pero una cosa es cierta: hubo un tiempo en este
pueblo en el que, al parecer, coexistieron dos cines.
Evidentemente, quedan
espacios de cine por recorrer, como los primeros cinematógrafos de los años 20
y 30, pendientes de un trabajo más amplio sobre los orígenes del cine en
Archidona; y otros, sobre los que profundizaremos más adelante con la
colaboración de todas aquellas personas que puedan aportar datos sobre el tema,
algunas, como Rafael Molina, historia viva del cine en Archidona.
REFERENCIAS
DOCUMENTALES:
Archivo
Histórico Provincial de Málaga, Fondo Gobierno Civil, Legajo 12.150.
Archivo
Histórico Provincial de Málaga, Fondo Gobierno Civil, Legajo 12.203.
Archivo
Histórico Provincial de Málaga, Fondo Turismo, Legajo 772.
Archivo
Histórico Municipal de Archidona, Legajos 180, 183 y 392.
Que bien explicado, que pena que hayan desaparecido todos esos cines y los que lo harán en breve.
ResponderEliminarSe trata de retazos de historia de nuestros cines adornados con recuerdos personales, ojalá los cierres de salas cesen y vengan mejores tiempos para el cinematógrafo y puedan disfrutarlo nuestros nietos. Muchas gracias
EliminarCuantos recuerdos me vienen a la memoria, precisamente en calle Carrera 51 me subí por primera vez a un escenario actuando con el colegio en 1970 o 71, y como olvidar aquellas sesiones en el cine de verano de la calle Pilarejo, tuve la suerte de que mi tío Juan fuese aficionado al cine y de que me llevara cuando la censura lo permitía.
ResponderEliminarY por supuesto el cine de la calle Nueva al que fui asiduo hasta que me marché de Archidona en el verano de 1979.
Muchas gracias Juan Luis y enhorabuena por vuestra labor informativa.
Abrazos.
Paco Roma.
Apreciado Paco, los que somos menos jóvenes tenemos el privilegio de haber sido parte y testigos de una historia, relativamente reciente y que seguramente no aparecerá en los libros. Pero recuerdos como los que rememoras configuran esa otra historia personal e íntima cuyas migajas van conformando nuestra memoria colectiva. Todos tenemos como referencia un cine, película y una persona que marcan nuestra experiencia con el séptimo arte: Archidona Cinema y Asyre y tu tío Juan, ¿Hubiera sido tu vida la misma sin esas premisas?
EliminarMuchas gracias a ti por tus remembranzas y mucha suerte en este difícil arte.
Recuerdo que yo era pequeña y mis padres nos llevaron a mí hermana y a mi al cine de verano a ver una película de Manolo Escobar y había tanta gente que nos tuvieron que coger en brazos a mí hermana y a mí para que la gente no nos pisarán . Es la primera película que recuerdo haber visto en el cine .
ResponderEliminarPocas deben ser las personas que no tengan algún recuerdo de la infancia vinculado al cine o a una película, en el que también estén presentes amigos o familia. Seguramente fue alguna Feria de Agosto, fechas elegidas por los exhibidores para garantizarse una mayor afluencia de público. Muchas gracias por tu recuerdo que ya forma también parte de la historia de nuestros cines.
ResponderEliminarEl artículo está lleno de nostalgia, me ha recordado mi infancia en Lucena con similares coincidencias. El cine y ver películas estará siempre vivo, espero y confío que así sea.
ResponderEliminarEstimada Carmen, desgraciadamente, hemos presenciado la paulatina desaparición de las salas de cine de tipo tradicional, pero creo que irán apareciendo nuevas formas de disfrutar el cine socialmente, como el espectáculo colectivo que siempre ha sido. Sin duda, añoramos momentos felices de la infancia y la juventud, en los que las películas nos permitían conocer otras realidades distintas a las de nuestro limitado entorno, compartiendo la experiencia con familia y amigos.
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