Desde el Consejo de Redacción se anuncia que se amplía el plazo para la recepción de artículos del número 21 de la Revista Rayya hasta el martes 30 de septiembre de 2025 a las 23:59 horas.
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DE JUNIO, DÍA INTERNACIONAL DE LOS ARCHIVOS
Algunas
notas sobre extravíos, hurtos y expurgos de papeles.
Juan Luis Espejo Lara
Un
año más, desde Rayya. Revista de
investigación sobre la historia y el patrimonio de Archidona y la comarca
Nororiental de Málaga, queremos unirnos a la celebración del Día
Internacional de los Archivos. En esta ocasión, vamos a centrar nuestra
atención sobre la conservación, protección, custodia y buen uso del patrimonio
documental. Teniendo en cuenta que los documentos se han deteriorado con el
paso del tiempo y que ese proceso de degradación continuará, si no se pone
remedio, resulta tarea prioritaria, para evitar su destrucción, actuar sobre
las causas que lo provocan.
La
singular vulnerabilidad del papel hace que esté expuesto a múltiples peligros,
tanto intrínsecos, originados por la propia naturaleza del material (tipo de
papel y calidad del mismo), como extrínsecos, causados por una incorrecta
manipulación y/o por una deficiente conservación ambiental (humedad,
temperatura, luz, polvo, microorganismos: hongos y bacterias; insectos:
bibliófagos y xilófagos; y vertebrados: roedores y pájaros); sin olvidar los graves
e irreparables daños producidos por factores catastróficos o accidentales (inundaciones
e incendios).
Pero
son las acciones inducidas por el hombre las que más incidencia tienen sobre el
patrimonio documental, máxime cuando impera la inconsciencia, la negligencia o
la ignorancia en aspectos tan trascendentales como implementar las medidas necesarias
para la conservación, manipulación y uso de los fondos, pues no siempre se hizo
ni se hace de forma responsable y cuidadosa.
Nuestro
Archivo Histórico Municipal no ha estado exento de los efectos perniciosos antes
descritos.
Desde
su creación, el Concejo se preocupó de preservar sus fondos, disponiendo de un
arca para poner las escrituras y libros del Cabildo, y de regular su
organización, dedicándole un apartado en las Ordenanzas Municipales del año
1598, prestando especial atención a la custodia y control de los fondos para
evitar pérdidas o sustracciones:
“Yten, en el dicho
Ayuntamiento y casas del a de aver una arca
archibo de tres llaves conforme a la ley real, en el qual esten todos
los papeles, escrituras y privilegios que convengan al dicho Cabildo y al bien
publico desta villa y la una llave tenga el señor corregidor y la otra un
alcalde o regidor y la otra el escribano del Cabildo, y en el dicho archibo aya
un libro donde esten escritos todos los papeles, escrituras y privilegios que
en el uviere con quenta y claridad y si algun papel, escritura, libro o otra
cosa se sacare se escriva en el libro como y para que y quien lo lleva y se
haga bolver y no haziendose asi sea a cargo de los que tienen las llaves”.
Sin
embargo, pese a estas medidas preventivas (depósito de documentos protegido,
control de acceso y registro de consulta y uso), el permanente mal estado de
las casas consistoriales, casi siempre necesitadas de reformas, propiciaba el
descontrol sobre los fondos documentales. Así, en el año 1601, el derrumbe de
parte del inmueble supuso un grave riesgo para el archivo y la documentación
que guardaba, pues el arca del archivo se perdió y, con ella, papeles de mucha importancia y a esta causa
se llevaron muchos de los dichos papeles y no han aparecido. Tres años
después, el Concejo reconoce las pérdidas de documentos y manda construir, en
el hueco de la escalera por donde se sube a la sala alta del Cabildo, el primer
cuarto destinado propiamente a archivo, con su puerta con cerradura y llave,
con un escritorio y una estantería, en el que se recojan los papeles porque de no haberlo están los papeles a mucho
riesgo y andan en muchas manos.
La
ruina de las casas capitulares obligaba, además, a realizar continuas mudanzas
de oficinas y, por supuesto, del arca del archivo, contribuyendo al descontrol
sobre los papeles y a cambios ambientales.
Esta
situación no pasó desapercibida al juez de residencia en la visita que hizo a
la villa, en 1727, advirtiendo que, aunque en el Cabildo existe un arca archivo
con tres llaves que contiene papeles, libros, ejecutorias, privilegios reales,
pragmáticas y otros, como mandan las Leyes del Reino, no consta haber
inventario o memorial de dicha documentación; por ello, manda que, sin dilación
alguna, se haga un inventario. Por primera vez se lleva a cabo un registro
exhaustivo de los fondos documentales existentes en el Archivo Municipal, cuya
custodia queda garantizada con su depósito en un arca triclave y sendos
claveros. (AHMA, Leg.
321)
Tales
medidas no garantizaban, en la práctica, la seguridad de la documentación
archivada en el arca. En diciembre de 1762, al redactar el inventario post mortem de Francisco Gómez
Navarrete, alcalde ordinario en 1741, se encontró entre sus papeles un real privilegio escrito en pergamino por
el qual el Sr. Rey Don Phelipe segundo se sirvio confirmar a esta villa el que
le hizieron los Señores Reyes Catholicos de exempzion de pagar alcavala y otros
derechos. Puesto en conocimiento del corregidor, ordena este que: siendo este importante instrumento propio de
esta dicha villa y perteneciente a su archivo, de donde anteriormente abria
sido extraido (…) que fuese recogido
y entregado en la escribanía de cabildo para restituirlo y colocarlo en dicho
archivo como es debido. (AHMA,
Leg. 35. Documento cedido por D. Manuel Garrido)
Se
trataba, nada menos, del Real Privilegio
escripto en pergamino en nueve ojas utiles y parese ser despachado por el Señor
Rey D. Phelipe Segundo su fecha en la villa de Madrid en cinco de enero del año
pasado de mil quinientos ochenta uno, confirmatorio de otro que en el esta
ynserto expedido por los Señores Reyes Catholicos en la ciudad de Cordova en
veynte y quatro de noviembre del año de mill quatrocientos setenta y ocho.
Y en el expresado Real Privilegio en
la oja decima estan pintadas las armas de que usa esta villa que se reduzen a
una orla en que esta una muger con una corona en la caveza sentada a la puerta
de un castillo con una espada en la mano derecha, y en la yzquierda un manojo
de espigas, y en el pecho un escudo compuesto de tres quarteles, en el derecho
superior un castillo, y en el yzquierdo un león rapante, y en el ynferior tres
xirones, y dicha muger esta mirando a un sol que pareze esta pintado en la esfera
, y de la orla a donde esta dicha muger cuelga una targeta también pintada y en
ella un rotulo con letras doradas que dizen: Archidona.
Hechas
las diligencias oportunas, tan significativo documento se colocó en una caja, junto
a los demás privilegios de la villa, y fue depositada en el archivo, el cual se
cerró con las tres llaves que custodiaban el corregidor, el teniente de alcaide
y el escribano de cabildo.
A veces, en los archivos es necesario llevar a
cabo “expurgos” o “descartes selectivos” de documentos, para eliminar aquellos
que ya no tienen valor legal, histórico o administrativo. Evidentemente, esta
delicada tarea, sobre todo cuando puede afectar a documentación histórica, debe
llevarse a cabo con unos exigentes criterios de selección.
Hace unos
ochenta años, los fondos del Archivo Municipal de Archidona sufrieron uno de
estos “descartes selectivos”, que mermó considerablemente su rico acervo
documental. (Espejo
Lara, J. L.: “Un expediente de expurgo de documentación del Archivo Municipal
de Archidona (Málaga), 1943-1944”. Publicado en Cruces, E. y Aqquesolo, J.
(Coord.). Los años convulsos. 1931-1945.
Documentación del Archivo Histórico Provincial de Málaga. Cádiz: Junta de Andalucía.
Consejería de Cultura, 2006, pp. 79-82.
En plena posguerra, ante la gran escasez de papel y de
materias primas para su fabricación, originada por la difícil coyuntura económica
internacional como consecuencia de la II Guerra Mundial, las autoridades
franquistas pusieron en marcha una serie de medidas tendentes a
liberar a la industria española de las necesidades de la importación, en el más
puro “esfuerzo autárquico”. En este contexto, emiten una orden (29 de julio
1942) en la que disponen que se proceda a la separación de los archivos de la
documentación prescrita, inútil o inservible a efectos históricos, jurídicos o
administrativos y de los libros sobrantes de publicaciones impresas que se
encuentren en igual caso.
Haciéndose eco de
tales disposiciones, la Corporación Municipal de Archidona, aprovechando que
había necesidad de proceder a la ordenación general del Archivo Municipal que
se encontraba muy abandonado, con el fin de enlegajar todos los documentos y
separar los inútiles, acuerda que, una vez efectuada la reorganización y
selección de documentos, se haga inventario de los que se van a conservar y de
los que se declaren como inservibles y, por tanto, sean destinados a la
elaboración de papel.
La selección de
los documentos fue realizada por el archivero nombrado para tal efecto, el
Oficial Mayor, y por el Secretario, siguiendo sus propios criterios, pues la
citada Orden nada dice acerca de las normas de selección ni qué documentación
debe considerarse como inútil ni sobre las fechas extremas que deben
considerarse en el expurgo.
En los primeros
meses de 1944, se lleva a cabo la selección. El archivero ocasional extrae de
las viejas estanterías los legajos que, según su criterio, no merece la pena
conservar, y sobre un inventario realizado años atrás, 1929, va señalando los
elegidos para ser destruidos.
El día 19 de
febrero de 1944, se procede a la venta del papel inservible, un lote integrado
por boletines oficiales y revistas anticuadas y en mal estado y por 94 legajos
cuya relación se adjunta. El peso total del papel enajenado es de 2591 kilos, correspondiendo
1909 kilos a legajos y 672 kilos a boletines y papeles sueltos. El valor de la
venta ascendió a 774 pesetas y 30 céntimos, descontados los portes desde
Archidona a Madrid. El importe de la venta fue entregado, por indicación del
Gobierno Civil de la Provincia, a la Jefa Local de la Sección Femenina de FET y
de las JONS de Archidona, con destino a las atenciones y fines de la misma.
La documentación que ha quedado en el
Archivo, una vez efectuada la recopilación, unos 80 legajos, más 62
correspondientes al Pósito, se reordena y enlegaja y, posteriormente, el oficial
encargado del Archivo procede a inventariarla.
Muchas de estas
revisiones y eliminaciones de documentos históricos se llevaron a cabo sin la
participación y asesoramiento de personal especializado, infringiendo las
disposiciones vigentes en aquellos momentos y ocasionando pérdidas
irreparables.
En el caso que nos
ocupa, si observamos la relación de legajos destruidos, el desacierto de la
selección es evidente. Casi todas las secciones del Archivo Municipal sufrieron
los efectos devastadores del expurgo, privando a los historiadores de unas fuentes
fundamentales para el desarrollo de la investigación en determinados campos del
conocimiento histórico.
Relación
de documentos del Archivo Histórico Municipal de Archidona que fueron vendidos
como papel inútil (1944)
Materia |
Años que
comprende |
Padrones Vecinales |
1719-1890 |
Cuentas y Presupuestos |
1866-1897 |
Elecciones Municipales,
Provinciales y Generales |
1629-1909 |
Cuentas de Propios,
Arrendamientos de Frutos, Dehesas, Arbitrios, Impuestos, Consumos, Presupuestos
y Censos |
1592-1924 |
Registro de Ganados |
1800-1835 |
Denuncias |
1550-1819 |
Autos Ejecutivos y Pleitos |
1517-1793 |
Milicias |
1546-1860 |
Quintas |
1861-1900 |
Expedientes Guardas Jurados |
1791-1902 |
Cárcel |
1695-1884 |
Multas |
1829-1897 |
Defraudaciones |
1868-1915 |
Alumbrado |
1860-1871 |
Sanidad y Beneficencia |
1786-1904 |
Beneficencia |
1787-1904 |
Libros Capitulares de Órdenes y
órdenes |
1760-1823 |
Registro Civil. Nacimientos |
1841-1870 |
Registro Civil. Defunciones |
1841-1870 |
Registro Civil. Matrimonios |
1841-1870 |
Rayya.
Revista de investigación sobre la historia y el patrimonio de Archidona y la
comarca Nororiental de Málaga, os invita a conocer y a
apreciar la riqueza de nuestros Archivos y a persistir en el compromiso de
conservarlos y protegerlos, para evitar los peligros que puedan amenazarles.
PRESENTACIÓN DEL NUEVO POEMARIO DE JOSÉ LUIS NUEVO
El pasado
10 de mayo, y dentro de la programación de la 27.ª Feria del Libro de
Archidona, se presentó, en la Biblioteca Pública Municipal “Dr. Ricardo Conejo
Ramilo”, un nuevo libro de poemas de José Luis Nuevo Ábalos, asiduo colaborador
con Rayya, titulado “Las tijeras del
gran impostor”.
Asistieron
al acto, el concejal de Cultura, Pablo Garrido, vecinos, amigos y familiares de
José Luis; que pudieron disfrutar con la lectura, por parte del autor, de
algunos de sus poemas y deleitarse con la interpretación musical del
guitarrista Ignacio Ábalos.
Fue su
hermano Jesús el encargado de presentar al autor y a su obra y lo hizo de una
forma muy personal, alejada de todo academicismo, pero llena de sensibilidad,
ternura y admiración, bajo la atenta protección
de un entrañable hermano mayor.
Buenos
días. Me llamo Jesús Nuevo, y soy hermano de José Luis Nuevo Ábalos, que es hoy el protagonista de esta presentación
para con este bonito poemario, que
voy brevemente a presentaros. Mis palabras no están ligadas al estudio erudito
de los poemas, nada más lejano, pero sí a lo que me dicta el corazón, y con el
que quiero llegar a todos y todas de vosotras.
Hoy hermano, quiero acompañarte en esta presentación. Expresarte el amor
que te tengo y el orgullo de ver y sentir hasta donde has llegado, a base de tu trabajo, paciente
y delicado. Aunque la sangre se coloca como
un precepto en la relación, y desde pequeños se nos inocula este mandato, es el
respeto que nos hemos tenido en el grupo familiar al que pertenecemos, el que me hace sentir esa sensación de orgullo. Yo te llamo mi hermano emocional, pues
contigo comparto algo más que la biología, o unos padres y hermanos que nos
acompañaron y que nos acompañan en esta aventura del vivir día a día.
Ahora quisiera comentaros algunos datos de nuestra biografía común.
Comenzamos cuando yo tengo casi 5 años y viene al mundo aquel niño rubio, a una
familia que cuando repaso las fotos y llamo a la memoria, me dice que es
deseado y trae bajo su brazo alegría, pues aporta algo totalmente nuevo, que siento que nadie esperaba. En casa, todos
nosotros y nosotras sus hermanas y hermanos, hablamos de él, con la connotación
de que era diferente. Achacábamos esa diferencia a algo en lo que resultaba
singular y que le daba ese matiz. Nació en primavera, ya casi verano y eso es todo un festín para celebrar fuera de
ese frío y de esas toses, resfriados y oscuridades que da el invierno donde
fuimos a nacer todos los demás.
Hay en él, dos cosas de las que quiero contaros algo: Desde que pudo
controlar sus manos, éstas se convirtieron en algo más que su instrumento.
Mi
madre lo desalentaba comparándolo a un tío suyo, el cual hizo de sus manos un
modo para sobrevivir. Le decía: “Compongo, descompongo y arreglo máquinas”. En
los años 60, realizar algo con las manos sólo tenía un valor mecánico. Poner en
tus manos aquello que tienes en tu cabeza, no estaba muy bien visto. Pero José
Luis, quiso y con el tiempo va más lejos. Pinta, graba y realiza montajes, en
los que se cuela su imaginación. Colorea los lienzos, los objetos, dando un
toque singular a sus obras. De esa descomposición, sale un fruto nuevo.
Disfruto cuando despierto en las mañanas y veo en mi cuarto un cuadro que
contiene un peral multicolor, sin
simetrías, en el que las peras lo cargan casi hasta el infinito.
La segunda cosa que quiero contaros y que se ha convertido en otra de sus
habilidades, es para mí, el recuerdo del uso, construcción y todo cuanto se
pueda hacer con las palabras. Palabras que empezó a amar, cuando la naturaleza
le dotó de un frenillo, que le impedía pronunciar correctamente la “r”.
Fantaseo que, a partir de aquí, comenzó a buscar la etimología, la etiología,
la semántica del uso de esta lengua que nos comunica.
Y lo recuerdo escribiendo en nuestro cuarto de estudios, no inventando
palabras, sino encajándolas para que dijeran y hablaran de historias, de
justicia social, de amor. Era, es y así lo siento, como un obrero de la
palabra. A base de pico y pala, sobre las palabras, le dio y da sentido a su
vida.
Pasó del instituto, al magisterio, escribiendo en aquella revista de
hojas de colores que se llamó: “El Cao”. Como aquel lugar donde a base de
palabras las mujeres de este pueblo, lavaban la ropa con palabras de amor, de
historias familiares, de sueños. Aún queda un retazo de esta revista en forma
de mosaico en el callejón de la plaza, frente al mercado.
Inquieto,
pintando, escribiendo, fue más allá, hasta licenciarse en las mal llamadas lenguas muertas, de las que
llegó a doctorarse por la Universidad de Sevilla. Mi memoria me habla de su
entusiasmo, y su querer contagiarme por el sarampión de ese conocimiento. Me
prestaba libros de texto para que yo aprendiera latín, y entendiera mejor esas
palabras, leyendo en su lengua de
origen aquellos libros que son la raíz de tantos otros que hoy divierten, o enriquecen, y que nos rodean en esta
biblioteca.
Y
así, con ese trabajo de hormiguita ha ido construyendo una bibliografía que ha pasado de tener un
componente cognoscitivo amplio, a otro más emocional.
Me recuerdo con él paseando por la vega, y hablándome de sus visitas al
Archivo de Indias, para encontrar información para otros, que necesitaban esas
palabras para probar su partida a las Américas. Y de su búsqueda de Cabello de
Balboa (su descubridor preferido) y novelar su aventura. También de otros
archidoneses, desconocidos para una gran mayoría de nosotros, pero que ocuparon
un lugar que aún nadie reconoce, y que tuvieron su sitio en la historia de
otros pueblos, y que aún permanecen ocultos para la mayoría de nosotros.
Tampoco
puedo olvidar las historias sobre el arte de hacer papel y como distinguir su origen, haciendo
sobre él marcas,
que hablaban de dónde venía y quien lo procesaba. De
los monopolios y de las fábricas, molinos y batanes que nada tienen que ver con
nuestras actuales celulosas. De su manufactura que hoy sería todo un ejemplo,
reciclando trapos y papeles viejos. Trabajo por el que fue recompensado con un
premio a la investigación. Papel, al que también da un hueco en su poemario
cuando nos dice en uno de sus versos:
Palabras también en los lenguajes de los objetos que nos han sido
frecuentes y que permanecen invisibles para nuestros ojos, como la pila
bautismal de la Virgen o cada uno de los cuerpos que conforman la torre de las
Mínimas.
Y así llego de la razón, al corazón, por sus poemarios que son libros de
historia cotidiana como el que dedicó a nuestra casa materna: “Bar Casa Víctor”.
Y este: “Las tijeras del gran
impostor”. Donde poemas serenos y de madurez, nos hablan de la intimidad de sus
sentimientos, de ese: “Conócete a ti mismo”. Dividido en tres cuadernos, que
son colores y elementos, y que comienza hablando de esa impostura con la que
juega el tiempo. Entonces nos dice:
En
ese tiempo donde la soledad se hace presente, sin perturbarle, para poder
decir:
Soledad a la que quiere trascender, manifestando:
Y a la que se enfrenta, increpándole:
Porque sólo el que vive en el tiempo presente
se vuelve verdaderamente lúcido, para crear, y para
decirnos:
Descubriendo el secreto
como una canción que canta:
Y permitirme que acabe no con la muerte plañidera y quejosa, sino con la
reivindicación del amor hacia aquella prima nuestra que se fue y de la que me
emociona el recordarla, con este verso:
Y para mi todo está bien y ahora os dejo con la música y la palabra.
Dicen que la música nos educa en la espera,
en el tiempo de la víspera, en el
resonar con el otro. Es por eso que no está tan alejada de esta obra que nos
adentra en una singular pedagogía del
tiempo: Las tijeras del gran impostor.
La música la pone nuestro primo Ignacio. Otro maestro y amante, en este caso de la guitarra. Alguien que también desde mucho tiempo atrás supo tolerar la soledad, y esperar a través de este arte, la Música, encontrar un destino que hizo suyo, y convertirse en lo que hoy es.
Gracias.
Queda abierto el plazo para la recepción de originales, artículos, para el próximo número de Rayya, el 21, que concluirá, D.m., el próximo día 15 de septiembre de 2025 a las 23:59 horas.
Los artículos y materiales para publicación pueden remitirse a la siguiente dirección postal: Biblioteca Pública “Dr. Ricardo Conejo Ramilo” C/ Carrera, n.º 1. 29300 Archidona (Málaga) o enviarse a estos correos electrónicos: revistarayya@gmail.com y biblioteca@archidona.es.
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El blues del bibliobús
Juan
Antonio Tirado
En aquel tiempo remoto, yo vivía en el Cortijo Nuevo, a casi dos kilómetros de la Estación de Archidona. Hablo de la época del bachillerato en el Instituto Luis Barahona de Soto. Los veranos eran largos y las horas pasaban lentas, no al ritmo impetuoso con que discurren ahora. En mi biblioteca solo tenía unos pocos libros. Hasta que a los catorce años compré El Buscón de Francisco de Quevedo, lectura obligatoria de clase, no entró el primer volumen en casa, pero en seguida me enamoré de la letra impresa, me di cuenta de que mi vida tenía que estar tocada por la gracia libresca, aunque esa expresión es de ahora y no de aquel tiempo en que estaba poseído por la fascinación de la literatura, sin buscarle más pies retóricos al gato.
Fue por entonces cuando empezó a llegar a la Estación un autobús repleto de libros, una verdadera isla del tesoro, un sueño para mí y para mi primo Juan Ramón, cinco años más joven, y para otros paisanos. El artefacto se llamaba bibliobús, era una biblioteca con ruedas. No imaginaba yo que existían cacharros con esa mercancía, pues el único autobús que llegaba invariablemente de lunes a viernes era el coche correo, que conducía Ricardo, el cartero, que aparte de las comunicaciones postales transportaba a quienes habían ido esa mañana a Archidona.
El bibliobús llegaba por la tarde, me parece que, en martes alternos, y ese era un día señalado para mí, de manera que entregaba los libros ya leídos y sacaba otros dos, creo recordar que solo se podían coger dos, por lo que procuraba que fueran voluminosos. En alguno de los veranos me dediqué a leer en exclusiva teatro, con lo cual me hice una buena cultura dramática. Cada tomo traía cinco o seis obras de un autor, y yo leí por aquellos días a Buero Vallejo y a Sastre, a Lorca y a Valle, a Mihura y a Jardiel, a Arrabal y a Alfonso Paso… sobre todo autores españoles del siglo XX, aunque también los grandes clásicos como Shakespeare, Calderón y Lope. Lo que más me gustaba era entrar en el autobús y perderme por entre los estantes. El tiempo era limitado, con lo cual esa excursión tenía que hacerla sin demorarme demasiado. En todo caso, ese trastear entre las hileras de libros, en busca de sorpresas, era maravilloso. No he perdido la afición, aunque el tiempo va limando el entusiasmo, pero cada vez que entro en una librería lo hago con la expectativa de descubrir una joya entre todos los libros alineados en la mesa de novedades.
La edad del bibliobús, fue la de la adolescencia y la arborescencia de las ilusiones. El mundo estaba por estrenar, los sueños por cumplir. Yo había querido desde la infancia que llaman tierna ser periodista, y también escritor, sin saber cómo se cocinaba una noticia, sin tener ninguna historia que contar. Yo quería que mi voz resonara en el ancho mundo, bien con la cadencia de la letra impresa, bien a través de la radio y la televisión. Para entonces, apenas había leído las páginas del AS Color, donde seguía apasionadamente los triunfos y las derrotas de mi equipo, el Atlético de Madrid. Pero la infancia quedaba atrás y la altura de los 16 años era ya un lector fogoso, al que el bibliobús colmó de alegría. Fueron unos veranos febriles, que ahora evoco mientras recuerdo con emoción y gratitud a mi tocayo Peláez, volcánico, torrencial, rebosante de lecturas, fervoroso capitán de la amistad. Era algo mayor que yo, y me llevaba muchas leguas de ventaja en los menesteres literarios. Era el intelectual orgánico de la Estación. El cáncer, enemigo mortal, se lo llevó hace un par de años. Este paseo por el tiempo del bibliobús me lo trae a la memoria.
Juan Antonio Tirado (Archidona, Málaga, 1961) empezó a escribir en los periódicos antes de cumplir la mayoría de edad, y no ha parado, aunque ha desarrollado buena parte de su actividad profesional en la radio y la televisión.
Es licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense y ha cursado estudios de Sociología.
En 1986 ingresó en Radio Cadena Española en Valladolid, de donde pasó a Radio Exterior de España y a los informativos de fin de semana de Radio Nacional.
Desde 1998 formó parte de la plantilla de Informe Semanal, el clásico de TVE que en marzo de 2023 cumplió medio siglo.
Allí ha realizado cientos de reportajes y ha obtenido diversos premios.
Es autor de los libros Lo tuyo no tiene nombre, Las noticias en el espejo, Siete caras de la Transición y El taxista que no leía a Luis Rosales.
Isabel Nuevo Torres, voz y alma del pregón de la Semana Santa Archidonesa
Desde el blog de Rayya, queremos rendir homenaje y mostrar nuestra más sincera enhorabuena a nuestra compañera Isabel Nuevo Torres, quien el pasado fin de semana ofreció un pregón de la Semana Santa que quedará grabado en la memoria de todos los cofrades archidoneses.
Miembro del Consejo de Redacción de Rayya y colaboradora habitual —con dos artículos que llevan su sello personal y comprometido—, Isabel ha demostrado una vez más su entrega y generosidad, siempre dispuesta a colaborar en todo lo que se le solicita. Esta vez, su voz se alzó desde el atril como eco de fe, devoción y profundo conocimiento de nuestras tradiciones.
Su extenso y sentido pregón no dejó ningún rincón ni cofradía sin mencionar. Con palabra certera y corazón abierto, Isabel supo trazar un recorrido espiritual por cada hermandad, deteniéndose en cada paso, en cada imagen, en cada momento de la Pasión que Archidona revive cada primavera.
Especial mención merecen sus emotivas palabras hacia la Virgen de Gracia, patrona de todos los archidoneses, en las que no sólo mostró su devoción, sino también un firme apoyo al proceso de su coronación canónica. Su voz se convirtió entonces en clamor del pueblo, en oración compartida.
Conocer a Isabel es entender que su pregón no fue otra cosa que una prolongación natural de su vocación como guía turística de nuestra ciudad: ella lleva a Archidona en la palabra, en la mirada y en el alma. Y así lo transmitió en cada verso, en cada evocación, en cada silencio lleno de emoción.
Desde Rayya, gracias Isabel por recordarnos, con tanto arte y verdad, por qué la Semana Santa archidonesa es reflejo de nuestra identidad y de nuestra fe compartida.
Foto: Alejandro Sánchez del Olmo.