Sin lugar a
dudas, la causa de esta prolongada existencia se debe a la confluencia de
personas e instituciones para la consecución de un fin: el estudio y difusión
de nuestra historia y nuestro patrimonio. La presencia de los portavoces de los
tres Grupos Municipales y concejal de Cultura (Pablo Garrido, Mercedes Montero
y María José Casado), el interés de los asiduos lectores, el apoyo
desinteresado de prestigiosos colaboradores y el trabajo erudito de acreditados
autores, demuestran que la convergencia es posible pese a la pluralidad de
ideas y pensamiento.
Pero no solo
cumple años Rayya, los tres pilares de nuestro patrimonio que la sustentan: el
Archivo Histórico, la Biblioteca Pública y el Museo Municipal, también lo hacen.
El primero, más de quinientos; setenta y cinco, la segunda; y veinte, el
último. Estas y otras razones, deben ser acicate para que todos los
archidoneses tengamos el firme propósito de protegerlos, conocerlos,
difundirlos y disfrutarlos.
Por estos
espacios culturales municipales han discurrido personas y colectivos cuya actitud
discreta y humilde los hace imperceptibles, pero con su colaboración y trabajo
bien hecho han contribuido a la forja de este ilusionante proyecto de Rayya. A Amparo Sánchez Fernández, por
su esmerado cuidado de nuestro patrimonio y por su entrega y lucha personal; a Marta
Moliz, por su trabajo entusiasta; y al Club de Lectura, por su constante
compromiso.
Este señero número de Rayya ha querido contribuir al festejo del 75.º aniversario de la Biblioteca Pública Municipal con la publicación de un artículo sobre los carteles de la Feria del Libro de Archidona, que desde hace un cuarto de siglo organiza dicha Biblioteca. Rocío González Tirado presenta un atractivo recorrido por la cartelería y sus autores, analizando y describiendo magistralmente la obra de cada una de las ediciones.
Y, sin
olvidar la otra conmemoración, Sole Nuevo y Marta Moliz han elaborado un
minucioso y completo índice acumulativo de los autores y artículos que se han
publicado durante los veinte números de Rayya.
Su consulta, sin duda, va a facilitar el rápido acceso a tan extensos
contenidos.
Alberto
Castro cierra, con una tercera entrega, un extenso y sólido trabajo genealógico
sobre los Gemar, uno de los apellidos más vetustos de Archidona.
La restauradora y conservadora Lucía Díaz Garrido analiza los materiales y técnicas constructivas utilizadas en el espectacular aljibe de la fortaleza archidonesa. Trabajo muy novedoso, por cuanto es un magnífico exponente del uso de las nuevas tecnologías en el campo de la arqueología y la historia.
Por
fin, aunando su formación histórica y filológica, José Luis Nuevo pone orden y
actualiza toda la información sobre el topónimo Archidona, disipando dudas y aclarando reiterados errores.
El
estudio de las Escuelas Pías y de su mecenas, Leonor Félix de Morales, ha
traído a Archidona a José Villa; hemos encontrado en él amistad, conocimientos
y apego por nuestro pueblo. Leonor Félix y su obra serán mejor conocidas
gracias a este exhaustivo trabajo.
El
título del artículo de Manuel Garrido puede suscitar expectativas equívocas,
generadas, posiblemente, por el manido morbo resultante de la concurrencia de
monja, “devoto” y fuga; nada que ver. Garrido, con delicadeza y tacto, lleva a
cabo un riguroso y profundo trabajo sobre una mujer/monja en clausura y su
entorno familiar y conventual, teniendo como escenario un convento sobre el que
aporta datos primordiales sobre su fundación, que vienen a rectificar lo dicho
y repetido hasta ahora.
No
cabe la menor duda sobre la importancia del olivo y del aceite en la economía
archidonesa y, por esto, Rayya
pretende dar a conocer el largo recorrido histórico que árbol, producto y
personas han trazado en el tiempo. Continuando con un desarrollo inverso, del
presente a un pasado, más o menos remoto, en el número anterior de la revista
Rocío González publicó un trabajo sobre la Cooperativa “La Purísima”; en este
número, Francisco Jiménez nos acerca al conocimiento del olivar y las almazaras
en Archidona en unos tiempos de transición y de cambios de una etapa
preindustrial a la plena industrialización. Quedan pendientes, para próximos
números, sendos trabajos sobre el origen del olivar y los molinos aceiteros
(siglos XVI-XVIII), y otro sobre el olivar contemporáneo y las nuevas almazaras
(La Purísima y ARVEGA).
En el
apartado correspondiente a Documentos para la Historia de Archidona, la
archivera Lorena Cabello, acerca a los lectores, a través de documentación
original procedente del Archivo General de Indias, a un personaje singular,
Bartolomé Marín, uno de nuestros archidoneses en el Nuevo Mundo.
La
historiadora archidonesa Francisca Almohalla Gallego publicó en los años
ochenta un interesante libro sobre El
señorío de Osuna en Archidona (1831-1862). Dicha obra ha sido poco conocida
y tuvo insuficiente difusión, pese a lo atractivo del tema. Ahora, gracias a la
reseña que de ella hace Víctor Heredia, profesor de Historia Económica de la
UMA, esperamos que pueda ser de utilidad para los lectores e investigadores.
La obra Olivareros, del pintor Julio Sánchez del
Olmo, ilustra la cubierta de la revista, como reconocimiento a quienes día tras
día cuidan y trabajan nuestras tierras y olivares.
Un evocador colofón,
dedicado a la Biblioteca Pública Municipal con motivo de su septuagésimo quinto
aniversario, cierra la revista correspondiente al año 2024.
Desde https://revistarayya.blogspot.com/, agradecemos la aportación de todas aquellas personas que
han colaborado en este nuevo número de Rayya, y aprovechamos
esta ocasión para invitar a los investigadores interesados a participar con sus
trabajos en la próxima edición
que, desde ahora, se pone en marcha.