DÍA INTERNACIONAL DE LOS ARCHIVOS.
ALGUNAS NOTAS SOBRE LA CREACIÓN DEL ARCHIVO MUNICIPAL DE ARCHIDONA
Un 9 de junio de 1948, bajo el patrocinio de la UNESCO, se creó el International Council on Archives (ICA) con la finalidad de promover la conservación, gestión y utilización del patrimonio documental que los archivos atesoran, destacando su importancia como salvaguarda de la memoria de la Humanidad.
En el año 2004, el ICA, solicitó a las Naciones Unidas
señalar una fecha para celebrar el Día
Internacional de los Archivos; quedando fijado, a partir del año 2007, el día 9
de junio como fecha conmemorativa de tal evento, en recuerdo de la fundación
del Consejo Internacional de Archivos.
Rememorar año tras año dicho aniversario, como
costumbre inveterada, carece de razón; sólo el renovado compromiso con la
conservación, protección, custodia y buen uso del patrimonio documental por
parte de autoridades, sectores públicos y privados, archiveros y público, en
general, dotará de sentido la celebración. Por ello, desde nuestra Revista queremos
contribuir en esta efeméride dando a conocer algunas notas sobre la creación
del Archivo Municipal de Archidona.
La Historia de nuestro Archivo comienza en el mismo instante en el que el
poder municipal, representado por el Concejo o Ayuntamiento, ejerce las tareas
administrativas que son de su competencia. Esto sucedió cuando Archidona, con
la conquista cristiana, dejó de ser una fortaleza fronteriza y, paulatinamente,
fue convirtiéndose en una villa poblada y necesitada de un gobierno, no sólo
militar, sino también civil.
Los primeros fondos que constituyeron el Archivo Municipal fueron los
Libros de Actas Capitulares, en los que se recogían e insertaban, junto con los
acuerdos concejiles, otros documentos ajenos a tales deliberaciones (alguna
provisión condal y peticiones de los vecinos al Concejo). El primer Libro de
Actas conservado, correspondiente a los cabildos celebrados entre los años
1514-1531, quedó depositado en el arca del Cabildo, siguiendo las disposiciones
dictadas por los Reyes Católicos sobre la creación de los archivos municipales
y la custodia de sus fondos.
Con
la incorporación de nuevos documentos, debido a la progresiva complejidad que las
tareas administrativas iban adquiriendo, los fondos fueron creciendo y el arca
se había quedado pequeña. Por ello, en el año 1525, el Concejo acuerda, con un
carpintero de la villa, la confección de un arca nueva, provista de cajones,
para poner en ella todas las escrituras y libros del Cabildo.
En las Ordenanzas Municipales del año 1598, los miembros del Cabildo, conscientes
de sus obligaciones con respecto a la buena gestión de la documentación
municipal, dedican un apartado al archivo y a la organización del mismo,
prestando especial atención a la custodia y control de los fondos para evitar
pérdidas o sustracciones:
“Yten, en el dicho Ayuntamiento y casas del a de aver una arca archibo de tres llaves conforme a la ley
real, en el qual esten todos los papeles, escrituras y privilegios que
convengan al dicho Cabildo y al bien publico desta villa y la una llave tenga
el señor corregidor y la otra un alcalde o regidor y la otra el escribano del
Cabildo, y en el dicho archibo aya un libro donde esten escritos todos los
papeles, escrituras y privilegios que en el uviere con quenta y claridad y si
algun papel, escritura, libro o otra cosa se sacare se escriva en el libro como
y para que y quien lo lleva y se haga bolver y no haziendose asi sea a cargo de
los que tienen las llaves”.
Pese a estas prevenciones, en el año 1601, al
derrumbarse las casas consistoriales, el arca del archivo se perdió y con ella,
papeles de mucha importancia y a esta
causa se llevaron muchos de los dichos papeles y no han apareçido. Aunque
se amenaza de excomunión a los expoliadores, era necesario custodiar y organizar
de manera más eficaz la documentación municipal. Así, en el año 1604, a
instancias del escribano, el Concejo manda construir, en el hueco de la
escalera por donde se sube a la sala alta del Cabildo, el primer cuarto
destinado a archivo, tendrá su puerta con cerradura y llave y en él se colocarán
un escritorio y una estantería para que se
recojan los papeles porque de no haberlo estan los papeles a mucho riesgo y los
papeles andan en muchas manos.
Han transcurrido siglos desde aquellos accidentados
inicios, y ahora los archidoneses, que tenemos la fortuna de conservar un rico
y completo patrimonio documental, tanto público como privado, legado por
nuestros antepasados, estamos obligados a preservarlo y encomendarlo a
generaciones futuras, conservando su integridad y evitando pérfidas
disgregaciones.
Muy interesante, enhorabuena y gracias por vuestro gran trabajo.
ResponderEliminarAbrazos.
Muchas gracias a ti por tu opinión; nos agrada que te resulte interesante, pues nuestro trabajo adquiere verdadero sentido cuando resulta provechoso y complace a personas plenas de curiosidad.
ResponderEliminarExcelente trabajo, muchas gracias por promover y proteger el patrimonio histórico y cultural de nuestro pueblo.
ResponderEliminarGracias, Dulce. El compromiso de todos los que estamos, de alguna manera, vinculados a Rayya es el de, como bien dices, promover y proteger el patrimonio en general y, especialmente, el de Archidona. Creemos que esta tarea compete a todos, pues se trata de custodiar nada menos que la memoria de la colectividad.
EliminarMuy interesante. Dar luz a legajos y valor a los archivos, como hace Juan Luis Espejo con el nuestro, es encomiable.
ResponderEliminarUn verdadero orgullo
Querido Juan Antonio, en efecto, el emocionante acto de abrir un legajo, posiblemente cerrado durante siglos, supone para el historiador revivir historias que está obligado a contar a los demás, sin olvidar que, asimismo, debe revelar el contenido del arca que las atesora.
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