Este pasado mes de mayo han finalizado las obras de restauración de la torre del Convento de Jesús y María de las Monjas Mínimas de San Francisco de Paula, conocido por los archidoneses como las Mínimas. Desde la funesta tarde del 12 de diciembre, en la que se desprendió la parte superior de la cornisa del emblemático edificio, apenas han transcurrido cinco meses, y lo que se vaticinaba como una larga espera, por el lento y tortuoso discurrir de la burocracia administrativa, se ha convertido en una intervención inmediata que ha evitado mayores desperfectos.
A finales de diciembre,
desde este blog, quisimos hacer una llamada de atención sobre lo acaecido, con
la publicación de un excelente trabajo de Manuel Garrido.
Simultáneamente, la
alcaldesa, Mercedes Montero, puso en marcha los mecanismos necesarios para
agilizar trámites y subvenciones ante las administraciones provinciales y
autonómicas de Cultura. Por otro lado, la Comunidad
de las Monjas Mínimas ha llevado a cabo diversas actuaciones para recaudar
fondos; cometido al que se unió la participación vecinal, de la mano de Eduardo
Aguilar Muñoz y José Núñez de Castro Murillo y la desinteresada colaboración de
Jesús Conde, junto a la anónima contribución de numerosos archidoneses.
La
inversión económica, costeada por el Ayuntamiento archidonés, la Diputación
malagueña, el Monasterio y la cooperación ciudadana, unida a la intervención
técnica del Obispado malacitano, han demostrado que hacer
causa común y sumar esfuerzos frente a cualquier tipo de vicisitud siempre será
motivo de elogio; por ello, ante este modo de proceder colectivo no podemos
menos que felicitarnos como archidoneses.
El blog de la Revista
Rayya publicará, en entradas sucesivas, las opiniones y pareceres de aquellas
personas e instituciones que se han comprometido con este proyecto de cuidado y
defensa de nuestro patrimonio.
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